domingo, 10 de enero de 2021

SEMBLANZA DE DON ANDRÉS BELLO LÓPEZ (I)

 

SEMBLANZA DE DON ANDRÉS BELLO LÓPEZ

                                                                                         Dr. Juan Andrés Orrego Acuña

                                                                                       Profesor de Derecho Civil U. Chile

“Parte de este trabajo se expuso en una “Jornada en Homenaje a don Andrés Bello”, con motivo del sesquicentenario de la promulgación del Código Civil, realizada por la Facultad de Ciencias Jurídicas de la Universidad Internacional Sek, el 18 de octubre de 2005, en la Casona y Parque Arrieta, Peñalolén, donde se emplaza la Casa Central de dicha Universidad, y que en el Siglo XIX perteneciera a la familia Egaña.”


I

“El devenir de los pueblos se teje con una lógica que escapa con frecuencia al entendimiento de los hombres. En no pocas oportunidades, el derrotero de un país queda condicionado por la irrupción de una figura descollante, que para bien o para mal, marca a fuego el destino de aquél.

Por un arcano de la Historia, tuvimos la fortuna que fuera Chile el país que escogiera Andrés Bello López, para volcar toda su sabiduría y buen criterio, transformando con ello la Historia patria. Porque -¿quien podría ponerlo en duda?-, el desarrollo político, jurídico y cultural de nuestra nación, no habría sido el mismo, sin la impronta indeleble que dejó en ella la colosal actividad de Bello.

Imaginamos aquella escena en la que, en una tarde londinense gris y apacible, el sabio cede finalmente a las instancias de su amigo Mariano Egaña, señor de este lugar en el que ahora nos encontramos, y acepta viajar al fin del mundo, a una tierra para él desconocida y tan diferente de aquella en que había nacido.

Hoy, hemos sido convocados para recordarlo. Quizá, él y su amigo Egaña, nos contemplan en este momento, entre divertidos y curiosos, bajo la sombra de alguno de los árboles majestuosos que nos rodean. Porque la muerte física nada significa. Porque cada vez que recordamos con agradecimiento a un gran hombre, vive para nosotros y continúa prodigándonos sus enseñanzas. Ello, creo, es la mejor justificación de este acto conmemorativo.

En las líneas que siguen, intentaremos, apretadamente, esbozar un bosquejo biográfico de la trayectoria vital de quien continúa viviendo en nuestra memoria y nuestros espíritus. Tarea nada fácil, advertimos, si tenemos en cuenta que Bello fue un excelso humanista, filósofo, jurisconsulto, cosmógrafo, poeta, profesor, senador, consejero de estado, escritor, crítico literario y periodista. ¡Once roles desempeñados brillantemente en el teatro de la vida, no es poca cosa!

Trataremos de desentrañar al joven pletórico de inquietudes y después al hombre que deslumbraría con su inteligencia. Pero lo haremos, delineando un retrato más amigable que aquél que presentan los libros de Historia.

Como decía Joaquín Edwards Bello, en el caso de Andrés Bello y de otros patriarcas americanos, la Historia, como la escultura, mata en ellos su humanidad y los muestra como modelos de gravedad en la apoteosis final. Se trata entonces de bajar del pedestal al personaje histórico y de recuperar al hombre, de arrancarlo de la envoltura de hierro en que la posteridad lo ha fijado. De esa estatua que muestra a Bello en su ancianidad. Porque si nos quedamos sólo con esa imagen postrera de su vida, corremos el riesgo que advertía Chateubriand: la gloria, decía, es para el anciano lo que los diamantes para las señoras de edad muy provecta: adornan, pero no embellecen.”

En la vida de Bello, se observan tres etapas bien definidas. La primera, correspondiente a sus años venezolanos, coincide con su niñez y juventud, y se extiende por 29 años (1781 a 1810). La segunda, en la cual el joven se transforma en un hombre, la vivirá en Londres y abarca 19 años (1810 a 1829).

La tercera y más extensa, es la etapa chilena, que se prolonga por 36 años. En esta, un hombre ya maduro e intelectualmente formado, vuelca su capacidad creadora en un trabajo infatigable y cuyo balance es portentoso. Estas tres etapas corresponden pues, en palabras de Eugenio Orrego Vicuña, biógrafo de Bello, a sus años de formación, la primera, de perfeccionamiento y decantación, la segunda, y de culminación vital, de logro máximo, la tercera.

En esta exposición, seguiremos pues el mismo orden tripartito, advirtiendo que no tocaremos sino tangencialmente su trabajo jurídico y en particular su obra más excelsa, el Proyecto de Código Civil, pues dicha tarea ha quedado reservada a distinguidos académicos que también intervendrán en esta jornada de homenaje.

Continuará…

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