jueves, 14 de enero de 2021

SEMBLANZA DE DON ANDRES BELLO LOPEZ (V)

 

SEMBLANZA DE DON ANDRES BELLO LOPEZ

                                                     Dr. Juan Andrés Orrego Acuña

                                               Profesor de Derecho Civil U. Chile

 

“El devenir de los pueblos se teje con una lógica que escapa con frecuencia al entendimiento de los hombres. En no pocas oportunidades, el derrotero de un país queda condicionado por la irrupción de una figura descollante, que para bien o para mal, marca a fuego el destino de aquél.”

                                                              (V)

 LOS AÑOS EUROPEOS.

A su llegada a Londres, la misión diplomática caraqueña se instala en el Morin’s Hotel. La Junta de Caracas, al redactar las credenciales de los noveles diplomáticos, había sido muy amplia en cuanto a otorgar atribuciones. Pero había una sola prohibición impuesta a los diputados: no debían entrar en tratos con Francisco de Miranda, “el precursor”, cuyas ideas parecían demasiado radicales.

Por cierto, mientras López y Bello se encargaban de dar a conocer su misión a importantes personeros de la corte de Saint James, como el conde de Mornington y el duque de Gloucester, sobrino del rey, Bolívar se escabullía hasta la calle, ordenando al flemático cochero que le condujere a Grafton Street número 2737. La casa donde vivía, precisamente, el célebre Miranda, que tanta influencia tuvo también en Bernardo O’Higgins. Aunque hay evidencia acerca de haber visitado también Bello la casa del precursor, su actitud es más cerebral ante el legendario general, menos apasionada que la de Bolívar. Podría explicarse lo anterior por tener ambos jóvenes temperamentos disímiles y por ser Bello un católico más sincero que Bolívar.

Miranda había fundado en 1797 la “Logia Americana”, donde con un ritual de compases, triángulos y mandiles, se jura la emancipación de las colonias españolas de América. Desfilarán por ahí, además de Bolívar, los argentinos San Martín, Alvear y Zapiola, el chileno O’Higgins, el neogranadino Francisco Antonio Zea, el sacerdote mexicano Servando Teresa de Mier y muchos otros que tendrán papeles protagónicos en el proceso de emancipación. Se cree que López Méndez y Bello también habrían participado de la citada logia, llamada asimismo “Sociedad Lautaro” o “Logia de Caballeros Racionales”.

En realidad, el hecho de pertenecer a esta asociación en nada afectaba los sentimientos religiosos de sus afiliados. Como apunta Manuel Salvat, las finalidades de logias como la señalada, eran exclusivamente políticas y revolucionarias.

A comienzos de julio, los enviados son recibidos por el marqués de Wellesley, a la cabeza del Foreing Office. Esta primera reunión no es oficial, y se lleva a cabo en la residencia particular del ministro inglés. Bolívar, en un lenguaje demasiado franco para una misión diplomática, traza ante el ministro un patético cuadro de la situación de sus coterráneos, “ansiosos de sacudir, fuera como fuera, un yugo inaguantable”. Quería para Venezuela el apoyo de Inglaterra, para proclamar desde luego su independencia de la metrópoli.

Wellesley tachó el lenguaje franco de Bolívar, haciéndole ver la oposición que existía entre sus palabras revolucionarias y las credenciales en que se hablaba en nombre de don Fernando VII. Mencionó el marqués el tratado que vinculaba a ingleses y españoles, que sólo permitiría actuar la flota británica si los franceses intentaban invadir el territorio venezolano.

El 19 de julio, los diputados serían recibidos oficialmente por el Foreing Office, en presencia de los embajadores de España, el duque de Alburquerque y el almirante Apodaca. Los resultados no fueron los esperados por los venezolanos y en particular por Bolívar. Definitivamente, los británicos no pretendían malquistarse con los españoles, que ahora eran aliados en el esfuerzo común contra Bonaparte.

En una nota redactada sin duda por Bello, fechada el 21 de julio, los diputados señalan a Wellesley que “Venezuela, lejos de aspirar a romper los lazos que la han unido a la metrópoli, desea sólo poder adoptar una línea de conducta capaz de substraerla a los peligros que la amenazan. Aunque independiente del consejo de regencia, no por eso se considera menos fiel a su rey ni menos interesada en la lucha santa que sostiene España.”

El 9 de agosto, Inglaterra responde, indicando que se prometía protección a Venezuela contra Francia, en el entendido que la Junta caraqueña se reconciliare con el gobierno central.

Pero si eran mediocres los resultados diplomáticos obtenidos, más feliz era el sentimiento en lo que se refiere al plano social. En palabras de Bolívar, algo frívolas a decir verdad, la misión había producido “sensación en Londres”, con partidas de placer que los nobles organizaban en homenaje a los “Embajadores de la América del Sur”, como se les llamaba en la prensa. Bolívar, se daba el mayor tono posible, exhibiendo trajes brumelianos, magnífico carruaje y palco en la ópera en las noches de moda. Pero no todo era diversión. Bolívar, ha convencido a Miranda para que retorne a América y se ponga a la cabeza de la sublevación contra la metrópoli”

Continuará…

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