lunes, 3 de febrero de 2020

CÓMO SE PREVIENEN LOS DELITOS III


  Texto de Cesare Beccaria Bonesana
Obra: DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS
Introducción y nota al pie por Abg. Rafael Medina Villalonga
Sirve esta nota para continuar difundiendo el conocimiento y la sabiduría encerrados en las páginas de la maravillosa obra de Cesare Beccaria Bonesana. Si nuestros legisladores y nuestros jueces leyeran, o mejor: estudiaran y comprendieran el significado y alcance de los principios y conceptos vertidos en ella – hace más de 250 años - se abrirían las puertas a la seguridad jurídica, a la justicia, reina de todas las virtudes como la calificó Simón Bolívar, a la paz social, a la democracia y al bien común que tanto anhelamos los venezolanos en esta hora menguada que vive nuestra sociedad toda.

Sólo falta la seriedad que dimana de la madurez. Que a quienes les ha tocado dirigir los destinos de la nación venezolana en estos días aciagos, lleguen a comprender la gravedad de la responsabilidad que les ha tocado en suerte y dejen de actuar como niños a quienes se compra su voluntad con unos caramelos, aunque esos caramelos sean miles o millones de dólares, con los que los tientan los malhechores que han corrompido todos los estratos de nuestra sociedad.

Ciudadanos dirigentes, la Providencia los ha encargado de velar por el bienestar de la gran mayoría de sus conciudadanos inocentes, ingenuos, que no tienen las herramientas del conocimiento y la sabiduría para proveer a sus propios intereses por ellos mismos. Vuestra responsabilidad, vuestra tarea, en estas horas oscuras es razonar y actuar como el adulto para ejercer la responsabilidad de dirigir los destinos de nuestra nación como un “Buen Padre de Familia”.

Hay que acabar con la “viveza criolla”, con la coima, la matraca, el pónganme donde “Haiga”, el “cuanto hay pa’ eso”. Es la hora de la seriedad, del esfuerzo creador, de la remuneración justa por un trabajo bien hecho, del premio al mérito y del castigo al desmedro, al estropicio, a la mala conducta y a la violación a las leyes, a la moral y a las buenas costumbres. ¡Basta de padrinazgos para acceder a un cargo en la cosa pública!

Con el permiso del maestro Rómulo Gallegos, parafraseamos la frase última de su inolvidable “Doña Bárbara”:
¡Tierra venezolana, propicia para el esfuerzo, como lo fue para la hazaña, tierra de horizontes abiertos, donde una raza buena, ama, sufre y espera!

He aquí la sabia opinión del autor sobre “Cómo se previenen los delitos”.
¡Buen provecho!
III
¿Queréis prevenir los delitos? Haced que las luces acompañen a la libertad. Los males que nacen de los conocimientos, están en razón inversa a su difusión, y los bienes lo están en razón directa. Un osado impostor, que es siempre un hombre no vulgar, se gana la adoración de un pueblo ignorante y la rechifla de un pueblo ilustrado. Los conocimientos, al facilitar las comparaciones entre los objetos, y al multiplicar los puntos de vista sobre ellos, contraponen muchos sentimientos unos contra otros, los cuales se modifican recíprocamente, y tanto más fácilmente cuanto que se prevén en lo demás las mismas miras y las mismas resistencias. Ante las luces esparcidas con profusión en una nación, calla la calumniosa ignorancia y tiembla la autoridad desarmada de razones, permaneciendo inmóvil la vigorosa fuerza de las leyes; porque no hay hombre ilustrado que no ame los públicos, claros y útiles pactos de la seguridad común, comparando lo poco de inútil libertad por él sacrificada, con la suma de todas las libertades sacrificadas por los otros hombres, que si no fuera por las leyes podrían llegar a conspirar contra él. Cualquiera que tenga un alma sensible, al lanzar una mirada sobre un código de leyes bien hechas y encontrar que no ha perdido más que la funesta libertad de hacer el mal a los otros, se verá obligado a bendecir el trono y quien lo ocupa.

Nota: Esta obra fue publicada por primera vez en 1764, en Livorno, Italia. Quien reproduce este fragmento no ha agregado ni intervenido o modificado su redacción en cuanto a sintaxis u ortografía. La traducción es de FRANCISCO TOMÁS Y VALIENTE, catedrático de la Universidad de Salamanca, España. Es edición española de “aguilar s a de ediciones” 1969; primera edición-cuarta reimpresión- 1982. Págs. 182 – 183.

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