miércoles, 19 de febrero de 2020

CÓMO SE PREVIENEN LOS DELITOS VI

Texto de Cesare Beccaria Bonesana
Obra: DE LOS DELITOS Y DE LAS PENAS
Introducción y nota al pie por Abg. Rafael Medina Villalonga
Sirve esta nota para continuar difundiendo el conocimiento y la sabiduría encerrados en las páginas de la maravillosa obra de Cesare Beccaria Bonesana. Si nuestros legisladores y nuestros jueces leyeran, o mejor: estudiaran y comprendieran el significado y alcance de los principios y conceptos vertidos en ella – hace más de 250 años - se abrirían las puertas a la seguridad jurídica, a la justicia, reina de todas las virtudes como la calificó Simón Bolívar, a la paz social, a la democracia y al bien común que tanto anhelamos los venezolanos en esta hora menguada que vive nuestra sociedad toda.

Sólo falta la seriedad que dimana de la madurez. Que a quienes les ha tocado dirigir los destinos de la nación venezolana en estos días aciagos, lleguen a comprender la gravedad de la responsabilidad que les ha tocado en suerte y dejen de actuar como niños a quienes se compra su voluntad con unos caramelos, aunque esos caramelos sean miles o millones de dólares, con los que los tientan los malhechores que han corrompido todos los estratos de nuestra sociedad.

Ciudadanos dirigentes, la Providencia los ha encargado de velar por el bienestar de la gran mayoría de sus conciudadanos inocentes, ingenuos, que no tienen las herramientas del conocimiento y la sabiduría para proveer a sus propios intereses por ellos mismos. Vuestra responsabilidad, vuestra tarea, en estas horas oscuras es razonar y actuar como el adulto para ejercer la responsabilidad de dirigir los destinos de nuestra nación como un “Buen Padre de Familia”.

Hay que acabar con la “viveza criolla”, con la coima, la matraca, el pónganme donde “Haiga”, el “cuanto hay pa’ eso”. Es la hora de la seriedad, del esfuerzo creador, de la remuneración justa por un trabajo bien hecho, del premio al mérito y del castigo al desmedro, al estropicio, a la mala conducta y a la violación a las leyes, a la moral y a las buenas costumbres. ¡Basta de padrinazgos para acceder a un cargo en la cosa pública!

Con el permiso del maestro Rómulo Gallegos, parafraseamos la frase última de su inolvidable “Doña Bárbara”:
¡Tierra venezolana, propicia para el esfuerzo, como lo fue para la hazaña, tierra de horizontes abiertos, donde una raza buena, ama, sufre y espera!

He aquí la sabia opinión del autor sobre “Cómo se previenen los delitos”.
¡Buen provecho!
VI
Otro medio de prevenir los delitos es el de interesar a la corporación de los ejecutores de las leyes más en la observancia de estas que en su corrupción. Cuanto mayor es el número de quienes la compongan, menos peligrosa es la usurpación de las leyes, porque la venalidad es más difícil entre miembros que se observan recíprocamente, y que están menos interesados en acrecer su autoridad, cuanto menor es la porción de ella que a cada uno corresponde, sobre todo comparándola con el riesgo de la empresa. Si el soberano, con aparato y pompa, con la austeridad de sus preceptos, con permitir las querellas –justas o injustas- de quien se crea oprimido, acostumbra a sus súbditos a temer más a los magistrados que a las leyes, estos se aprovecharán más de este temor, de lo que saldrá ganando la seguridad propia y la pública.

Otro medio de prevenir los delitos es el recompensar la virtud. Acerca de este punto observo un silencio universal en las leyes de todas las naciones de la actualidad. Si los premios propuestos por las Academias para los descubridores de verdades útiles han multiplicado tanto los conocimientos y los buenos libros, ¿por qué los premios distribuidos por la benéfica mano del soberano no habrían de multiplicar del mismo modo las acciones virtuosas? La moneda del honor es siempre inagotable y fructífera en manos de su prudente distribuidor.

Nota: Esta obra fue publicada por primera vez en 1764, en Livorno, Italia. Quien reproduce este fragmento no ha agregado ni intervenido o modificado su redacción en cuanto a sintaxis u ortografía. La traducción es de FRANCISCO TOMÁS Y VALIENTE, catedrático de la Universidad de Salamanca, España. Es edición española de “aguilar s a de ediciones” 1969; primera edición-cuarta reimpresión- 1982. Págs. 186 – 187.

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