17 de
julio 2019
Todos alegan
inocencia y las atribuyen a persecuciones políticas inventadas por sus
adversarios.
“El reciente
apresamiento en Estados Unidos del Ex Presidente del Perú, Alejandro Toledo, parece
confirmar que alcanzar la Presidencia de la República en el Perú, resulta a
veces trágico por decir lo menos. Es el caso de todos los últimos mandatarios
al dejar la presidencia, los que han debido afrontar variadas acusaciones,
tanto por corrupción y enriquecimiento ilícitos, como otros cargos por
violaciones a los derechos fundamentales cometidos antes de asumir, en sus
campañas políticas, como durante el ejercicio de su mandato. Todos alegan
inocencia y las atribuyen a persecuciones políticas inventadas por sus
adversarios, aunque la justicia mantenga sus causas, a veces varias
simultáneamente, abiertas y debidamente investigadas. Es la situación procesal
que, sin excepciones, les afecta a quienes fueron Presidentes desde hace más de
treinta años.
Es sabido que
la política interna en el Perú nunca ha sido fácil, y ha estado plagada de
golpes de Estado, toma del mando por los militares, ejercicio arbitrario del
propio poder ejecutivo, juntas de gobiernos provisionales, y otras excepciones
a la continuidad democrática. Las rivalidades políticas suelen ser sumamente
extremas y en ocasiones, violentas. Sin embargo, por sobre estas contingencias,
se ha revelado un elemento común a todos ellos: la corrupción.
Si recordamos
al Presidente Alan García, dos veces elegido (1985-1990 y 2006-2011), luego de
su primer mandato debió aislarse en Francia, acusado de enriquecimiento ilícito
y lavado de activos. Nuevamente electo, similares acusaciones recientes
determinaron que se suicidara para no enfrentar su apresamiento, el pasado 17
de abril.
Por su parte,
el sucesor Alberto Fugimori (1990-2000), marcado por corrupciones propias y de
su entorno, extrema represión a los movimientos guerrilleros, y dar un golpe de
poder para sumir todo el control gubernativo; ha permanecido recluido en la
Dirección de Operaciones Especiales, salido por razones de salud, indultado por
Kuczynski, y vuelto a prisión para enfrentar varias acusaciones de
enriquecimiento, favorecido por la transnacional brasilera Odebrecht. La misma
que habría financiado su campaña a la presidencia, la de su hija Keiko, también
presa, así como a los demás ex mandatarios acusados.
Alejandro
Toledo (2001-2006), ha sido recientemente detenido en Estados Unidos, donde
reside gracias a la nacionalidad de su mujer Eliane Karp, igualmente acusada.
Un proceso que se inicia con su apresamiento y posible extradición al Perú,
solicitada desde hace meses. Principalmente se le imputa corrupción por
millones de dólares, por la misma empresa Odebrecht. Un juicio, podría tardar
años por lo que el actual Gobierno, insiste en que se acelere.
Ollanta
Humala (2011-2016) junto a su mujer Nadine Heredia, están procesados por
delitos de lavado de activos en detrimento del Estado y asociación ilícita para
delinquir. Cumple detención preventiva.
Pedro Pablo
Kuczynski (2016-2018), igualmente acusado por corrupción de la empresa
Odebrecht y que debió renunciar al cargo, tiene acusaciones y juicios que
actualmente se tramitan.
No
perteneciendo a los últimos Presidentes mencionados, también integra esta
lista, el General Francisco Morales Bermúdez (1975-1980), sentenciado en Italia
a cadena perpetua por el llamado Plan Cóndor, y se encuentra bajo arresto
domiciliario.
Como puede
apreciarse, estamos frente a un historial poco común de Ex Presidentes peruanos
recientes, sometidos a proceso o con medidas cautelares que los han mantenido
encarcelados o fuera de prisión, recurrentes y sometidos a acusaciones serias,
principalmente por graves delitos. El gran causante ha sido la empresa brasileña
Odebrecht, la misma que igualmente tiene Ex Presidentes acusados en Brasil, así
como otras importantes figuras políticas y buena parte del Parlamento.
No son
acusaciones sin fundamento, por más que los implicados aleguen persecuciones
eminentemente políticas o de otra índole. Provienen de los propios testimonios
en juicios, de uno de los socios de la empresa, y uno de sus dueños, Marcelo
Odebrecht, que ha confesado en los Tribunales, a cambio de una delación
compensada. Otro tanto han hecho para aminorar sus responsabilidades, otros
altos ejecutivos de la firma. Ha quedado establecido que dicha empresa,
mantenía un altísimo presupuesto destinado, precisamente, para obtener favores
ilegales, lo que ciertamente hizo no solo en el Perú, sino que también en varios
países de nuestra región.
Debemos
recordar que para corromper se requieren dos partes, la que ofrece y la que
acepta. Ambos culpables. En el Perú, lamentablemente, se ha dado plenamente y
al más alto nivel, como es el Presidencial. El desprestigio político y moral de
buena parte de las autoridades involucradas, son un signo grave de
descomposición generalizada, que costará mucho erradicar.
En ello está
empeñado el actual Presidente Martín Vizcarra, con todas las dificultades que
representa limpiar una imagen nefasta de sus antecesores, y ciertamente
trágica. Esperamos logre todo el éxito que necesita, en beneficio de su país y
de Latinoamérica. (Santiago, 17 julio 2019)”.
Tomado de: DIARIO CONSTITUCIONAL
.cl
No hay comentarios.:
Publicar un comentario