domingo, 6 de septiembre de 2020

LA SANGRIENTA Y ENIGMÁTICA MUERTE DE MOCTEZUMA

 

LA SANGRIENTA Y ENIGMÁTICA MUERTE DE MOCTEZUMA

6 de septiembre 2020

                                                                                                                      Por José Segovia

“¿Murió apedreado por sus propios súbditos, asqueados por su complicidad con los invasores españoles, o fue apuñalado por los hombres de Hernán Cortés? El encuentro entre el conquistador extremeño y el emperador mexica sigue rodeado de leyendas. A 500 años de su muerte, indagamos en la turbulenta vida de Moctezuma.”

Hernán cortés mantenía a Moctezuma II cautivo en el palacio de Axayácatl cuando los mexicas iniciaron el ataque contra los españoles. Tras días de durísimo combate en Tenochtitlán (la actual Ciudad de México), Cortés y sus hombres intentaron huir, pero sus enemigos los tenían rodeados. Entonces, el conquistador extremeño ordenó trasladar al emperador a la azotea del edificio para que negociase con sus súbditos un alto el fuego que facilitase a sus hombres la salida de la ciudad.

 

Al ver a su tlatoani en lo alto del palacio, los mexicas pararon la lucha por un momento. Cuando Moctezuma iba a dirigirse a la multitud, alguien gritó que el nuevo líder del Imperio era Cuitláhuac y que había ordenado matar a los extranjeros. De repente comenzaron a llover piedras sobre la terraza y varias impactaron contra la cabeza de Moctezuma, que murió poco después. Era el 29 de junio de 1520, hace ahora quinientos años.

 

La historiografía moderna avala este relato sobre la lapidación de Moctezuma a manos de sus propios súbditos, asqueados por su inexcusable complicidad con los invasores. Sin embargo, hay otras versiones sobre su muerte. Los cronistas indígenas afirman que fueron los españoles quienes acabaron con el noveno señor de Tenochtitlán. En su Crónica mexicana (1598), Hernando Alvarado Tezozómoc señala que el emperador fue acuchillado hasta la muerte por los hombres de Cortés.

 

Otras crónicas desvelan que su cadáver fue entregado a Apanécatl, quien lo llevó a Huitzilan para enterrarlo y que no pudo hacerlo porque las autoridades de esa localidad se negaron a rendir ritual funerario a un emperador traidor de su pueblo. Lo mismo ocurrió en las localidades de Necatitlán y Tecpanzinco. Finalmente, las autoridades de Acatliyacápan dieron permiso para que sus restos fueran incinerados en ese lugar.

 

Cortés y sus hombres emprendieron la huida de la capital mexica la lluviosa noche del 30 de junio al 1 de julio, pero fueron descubiertos saliendo de Tenochtitlán por una anciana, que dio la alarma. En la fuga, la mitad de los hombres murió y Cortés perdió casi todo el oro expoliado a los mexicas, además de gran cantidad de artillería y caballos.

 

La amarga derrota hizo llorar al conquistador. Fue tanto el desasosiego entre los españoles que aquella infausta jornada pasó a llamarse la Noche Triste. Los supervivientes se refugiaron en tierra de sus aliados, los tlaxcaltecas, donde Cortés comenzó a pergeñar su venganza contra el nuevo emperador, Cuitláhuac, cuyo gobierno apenas duró ochenta días, ya que la viruela acabó con su vida. Le sucedió en el trono Cuauhtémoc, quien sería el último emperador del Imperio azteca o, más apropiadamente, del Imperio mexica, dado que el pueblo que habitó el valle de México desde inicios del siglo XIII fue el mexica.

 

El presagio de Nezahualpilli

 

Moctezuma nació en 1466 en el seno de una de las familias más poderosas de Tenochtitlán. Su padre fue el emperador Axayácatl. Estudió en la escuela reservada a los hijos de la nobleza, cuyos maestros enseñaban historia, religión y artes bélicas. En 1481 falleció su padre, cuyo reinado se caracterizó por la expansión del Imperio. Su sucesor en el trono fue Tízoc, hermano de Moctezuma, quien murió en 1486, no se sabe a ciencia cierta si envenenado o condenado a muerte por su propia familia.

 

Fuera de una forma u otra, lo cierto es que el consejo elector de emperadores nombró como sucesor a Ahuízotl, quien intensificó las campañas militares e incrementó los territorios controlados por los mexicas. A finales del siglo XV, el Imperio se extendía desde Tenochtitlán hacia las costas del océano Atlántico y las del Pacífico y, por el sur, hasta el territorio de la actual Guatemala. Cerca de 25 millones de personas vivían repartidas en 38 provincias.

 

Ahuízotl incrementó las denominadas ‘guerras floridas’, cuyo objetivo era aplicar tributos a los reinos derrotados y obtener numerosos prisioneros. Cerca de 20.000 fueron sacrificados en Tenochtitlán para la inauguración del templo de Huitzilopochtli (dios del Sol y de la guerra), el más importante del olimpo mexica, y al que había que ‘alimentar’ con sangre humana, la única forma de evitar el final del mundo y la caída del universo en el caos.

 

Cuando murió el belicoso Ahuízotl, en 1502, el consejo elector eligió como sucesor a su sobrino, Moctezuma II, que se convirtió en el noveno emperador en la historia mexica. El pueblo observó ese año una especie de lengua de fuego en el cielo nocturno, probablemente un cometa de extraordinaria brillantez. Nezahualpilli, el principal astrólogo del Imperio, vio en ese fenómeno el anuncio de grandes calamidades para el reino, un presagio que nunca olvidaría el nuevo emperador.

 

Un año después de llegar al trono, Moctezuma lanzó a su ejército contra la ciudad de Achiotlan, en Oaxaca, conquistada rápidamente. Dos años más tarde, los guerreros del emperador derrotaron a los ejércitos de Yanhuitlan y Zozollan. Entre 1508 y 1513, sus ejércitos sometieron a unas 450 poblaciones. Pero los mexicas nunca pudieron derrotar a los tlaxcaltecas y al pueblo de Texcoco.

 

En aquel entonces, Tenochtitlán era una ciudad espectacular llena de canales y lagunas y acogía a más de 200.000 habitantes. Cuando los españoles la vieron por primera vez, quedaron tan impresionados que la llamaron ‘la Venecia del Nuevo Mundo’. El poder del Imperio mexica descansaba sobre los productos que manufacturaban sus artesanos, vendidos o cambiados por otros bienes en reinos muy lejanos. El náhuatl, la lengua franca que se hablaba allí, facilitaba la prosperidad del comercio.

 

Preguntas sin respuesta

Las actividades de los mexicas estaban muy vinculadas a grandes y pequeños festejos en honor de los dioses. Bajo el mandato de Moctezuma, esos festejos se hicieron cada vez más extravagantes, con bailes a los que se añadían los rituales de sangre en los templos, donde el sumo sacerdote empuñaba un cuchillo de sílex con el que arrancaba el corazón de cada sacrificado; la mayoría, prisioneros varones y adultos, aunque también se utilizaban niños y niñas.

 

Los nobles eran los únicos que podían construir casa de dos plantas y beber el preciado chocolate. Cuando llegó al poder, Moctezuma ordenó una serie de nuevas reglas que aumentaron aún más las diferencias entre las clases sociales. La etiqueta real era tan rígida que solo algunos altos funcionarios y miembros de la nobleza podían dirigirse al emperador. Nadie le podía mirar a los ojos, debían hablarle en voz baja y estar descalzos en su presencia.

 

El mito fundacional del pueblo mexica afirmaba que el mundo ya había pasado por cuatro eras iluminadas por cuatro soles distintos. La era de Moctezuma II era la del Quinto Sol, y en ella todo llegaba a su fin. La aceptación de ese mito acrecentó el pesimismo en las clases privilegiadas. En 1518, Moctezuma y sus sacerdotes visitaban con frecuencia las misteriosas pirámides de la abandonada ciudad de Teotihuacán, a unos kilómetros de Tenochtitlán, para ofrecer sacrificios.

 

Aunque Moctezuma no lo sabía, aquellas enormes pirámides en ruinas simbolizaban la inminente catástrofe de su pueblo. Al saber de la llegada de los españoles en la primavera de 1519, Moctezuma envió a sus embajadores cargados de presentes para esos enigmáticos visitantes, cuyo campamento se hallaba en las playas del actual estado de Veracruz. Tras darle los obsequios, los embajadores le dijeron a Cortés que no fuera a Tenochtitlán.

 

Pero los regalos -algunos, de oro- excitaron la codicia de los invasores. Cortés y sus hombres, acompañados de unos mil tlaxcaltecas, con los que el conquistador había llegado a una alianza, se dirigieron a la capital del Imperio mexica. Lejos de atacarlos, Moctezuma los alojó en el palacio de Axayácatl, donde los españoles derribaron las imágenes de dioses mexicas para poner en su lugar crucifijos y otros símbolos cristianos.

 

El encuentro de Cortés y el tlatoani continúa rodeado de mitos y leyendas. Por qué Moctezuma se mostró tan amistoso con los extranjeros? El emperador de los mexicas fue un cobarde? Algunos historiadores señalan que Moctezuma creía que Cortés era un dios y que esa fue la razón por la que se mostró tan colaborativo con él y sus hombres.

 

Lo que sí parece probado es que el tlatoani descubrió no mucho después que esos extraños visitantes no eran divinidades, sino invasores con armas muy poderosas, pero ya era tarde. Los españoles habían logrado grandes alianzas con los pueblos indígenas enemigos de Tenochtitlán y estaban en posición de derrotar al ejército mexica.

 

Cuando el conquistador extremeño supo que sus compañeros de Veracruz habían sido asesinados por un ejército mexica, ordenó a sus hombres que raptaran a Moctezuma, que siguió siendo emperador, aunque ya sin poder alguno. Así pasaron seis meses hasta que en la primavera de 1520 un grupo de soldados españoles irrumpió en un sacrificio y masacró a los mexicas que participaban en él. Aquella matanza desató el levantamiento contra los odiados extranjeros, que concluyó con la salida precipitada de Cortés y sus hombres de Tenochtitlán y con el asesinato de Moctezuma. El 13 de agosto de 1521, los españoles capturaron a Cuauhtémoc, al que dieron muerte cuatro años después. Del poderoso Imperio mexica ya solo quedaba el triste recuerdo.

                                                                                       Tomado de XLSemanal

 


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