A UN MINUTO DE VENEZUELA
Madrid, 14 de octubre 2020
Por Miquel Jiménez
“Los social
comunistas pretenden asaltar la democracia por la judicatura”
No es ninguna novedad. El social
comunismo ramplón, de escasa higiene y carente de ortodoncias en condiciones,
es más y más virulento cada día. Saben que, más pronto que tarde, la
Justicia exigirá a Iglesias que rinda cuentas por sus presuntos
contactos con las narco dictaduras y Sánchez intenta sustraerlo de eso porque
sabe o intuye que la cosa irá mal para su socio de gobierno. De ahí su interés
en renovar al Consejo
General del Poder Judicial lo más rápidamente posible. Dos meses se
han dado. Y como el PP no ha cedido a las presiones de Moncloa, los gobernantes
han decidido prevaricar con una triquiñuela vergonzosa en forma de proposición
de ley, que no proyecto, acerca de la elección de los miembros del CGPJ. Se
evitan así los controles preceptivos en cualquier estado de derecho que en
España serían el Consejo de Estado, el Consejo Fiscal y el propio Consejo
General del Poder Judicial. Todo muy en la línea que ha defendido Podemos
siempre: los jueces han de ser elegidos por los políticos de acorde con las
mayorías parlamentarias, porque eso de la separación de poderes es una
convención burguesa.
Controlando el máximo órgano de la
judicatura no sabemos si Sánchez dormiría más tranquilo, pero quién roncaría
como un tronco sería Iglesias. Con unos jueces ad hoc, podría olvidarse
del caso Dina – son tres delitos a
falta de uno por los que podría ser encausado – o del caso que afecta a la
financiación irregular, presunta, de Podemos y los pagos a Neurona. Este
Gobierno radical izquierdista y, por tanto, totalitario en su concepción de las
cosas, no quiere tener ningún control. Desea hacer su santa voluntad, cargarse
el sistema democrático vigente y reemplazarlo con una república
presidencialista comunistoide en la que el partido único y sus dirigentes sean
los únicos facultados para decir, hacer, opinar y juzgar. Lastra y Echenique,
heraldos funestos de esta noticia, lo han dejado meridianamente claro. La
sanchista, afirmando que buscarán la mayoría que invistió a Sánchez –
recuerden, separatistas, Bilduetarras etc. – para que la ley salga adelante y
poder colocar así en el CGPJ a vocales afines. Echenique, asegurando que el
actual Consejo es fruto de una mayoría parlamentaria que ya no existe. “Todos
los poderes del Estado deben emanar del poder popular”, remataba el
podemita por si no había quedado suficientemente explícito. ¿Y quién es el
Estado? Pues ellos, así que no hay más que hablar. Ellos son gobierno, estado,
partido, ideología, libertad, paz, concordia, cultura, honradez, trabajo y
quien diga lo contrario es un fascista peligroso al que hay que tener, al menos
por ahora, muy controlado para que no pueda moverse.
Estamos a un minuto de ser Venezuela, de convertirnos en uno de esos
regímenes dictatoriales de palmeras, cocos, droga y rebuzno
Cuidado con esto, porque cuando se
enfila la proa de la demagogia chavista contra el Poder Judicial la cosa va en
serio. Ya tenemos de fiscal general a una ex ministra – ¡y que exministra! –
y ahora hay que dar el siguiente paso: controlar a los jueces. Con
ellos bajo la influencia gubernamental nada será imposible: los golpistas lazis
se verán en la calle e incluso recompensados por sus penurias, no quedará ni un
solo etarra encarcelado, okupas, CDR y agresores radicales camparán a sus
anchas y conceptos como el imperio de la ley y la propiedad privada dejarán de
existir. Por cierto, la libertad de expresión, también, con lo que será fácil
declarar ilegal a este o a aquel partido de la oposición, a cualquier medio de
comunicación o expropiar la empresa que fuere. Acordémonos de aquel
Chávez que en televisión llamaba a un banquero para comprarle el banco,
amenazándolo con expropiárselo si no lo hacía. Exprópiese, decía el vocinglero
militarote; ¿por qué no te callas?, le espetaba el monarca emérito. Nunca se lo
han perdonado.
Estamos a un minuto de ser Venezuela, de
convertirnos en uno de esos regímenes dictatoriales de palmeras, cocos, droga y
rebuzno. Si no se pone remedio, y aquí han de estar convocados los partidos de
la oposición, el rey, los socialistas sensatos, los líderes de opinión, los
empresarios, lo periodistas, la gente de la cultura y la ciudadanía, a la que
nos descuidemos, estaremos aterrizando en Caracas. Los unos, para
ir en olor de multitudes hacia el palacio de Miraflores; los otros, debidamente
custodiados por el SEBIN, hasta La Tumba, su checa particular sita en la sede
de dicha policía política chavista.
Es lo que hay. No es momento de matices,
del sí pero no, del yo con este no me junto. Hay dos trincheras, porque así lo
han querido: la de los demócratas y la de los totalitarios. ¿En cuál quiere
estar usted? Tiene un minuto para pensárselo, no más.”
Tomado de VOZPÓPULI, España
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