LA HISTORIA DE LA COMISIÓN ORTÚZAR, EL GÉNESIS DE LA CONSTITUCIÓN DE 1980
Chile, 4 de octubre 2020
Por Macarena
Pizarro
“En el primer episodio de
"Constitución 80: Camino al Plebiscito", Macarena Pizarro reconstruyó
la labor que tuvo la instancia presidida por Enrique Ortúzar entre 1973 y 1978,
la cual sentó las bases de la actual carta fundamental. Acá conocerás quiénes
fueron los protagonistas y cuál fue el camino para llegar al cuestionado
documento.”
“Convoco a los chilenos
mayores de 18 años a un plebiscito para que se pronuncien sobre la aprobación o
rechazo del texto constitucional propuesto por la junta de gobierno”. Estas fueron las palabras
de Augusto Pinochet el
domingo 10 de agosto de 1980.
El anuncio del plebiscito
para la Constitución de 1980 puso a los chilenos ante una inédita disyuntiva en
plena dictadura. Pero la rutina de la ciudad siguió inalterable por varios
días.
Era la época de los peinados
voluminosos y de la apertura económica. La banca local contaba con plata fresca
gracias a millones en préstamos del extranjero.
Claudio Fuentes, cientista político de la
Universidad Diego Portales, relata que “Chile
estaba en un momento de auge (…) Había una sensación económica favorable y Pinochet le dice
a la gente: a usted le va a ir bien con esta Constitución”.
“La Junta de Gobierno ha
terminado el estudio del proyecto de la nueva Constitución política de la
república”, señaló Pinochet ese 10 de agosto de 1980, y agregó que “este
hecho marca un hito trascendental en la vida de la nación, ya que corresponderá ahora a la ciudadanía dar un nuevo y
decisivo paso por la senda en la que ha venido caminando Chile, desde el mismo
11 de septiembre de 1973″.
Dos días después del golpe
de Estado, la Junta de Gobierno se reunió en el edificio Diego Portales. El
acta del encuentro consigna que ya “se
encuentra en estudio la promulgación de una nueva constitución política” a
cargo de Jaime Guzmán Errázuriz.
Juan Luis Ossa, historiador Centro de
Estudios Públicos, afirma que “la Junta en el primer bando establece que se ha
llevado a cabo la intervención en nombre de la Constitución para salvarla.
Rápidamente, sin embargo va quedando claro que la Junta no sólo ha llevado
a cabo un Golpe de Estado, no sólo
se ha arrogado el poder ejecutivo sino también el poder constituyente o, la
iniciativa constituyente”.
El mismo día 13 de
septiembre de 1973 se clausura el Congreso y quedan fuera de la ley los
partidos marxistas. La Junta asume el Poder Legislativo, o
sea, dicta leyes.
La Comisión
Ortúzar
El Comandante en
Jefe de la FACH, Gustavo Leigh, reunió a los primeros juristas para encomendarles la tarea
de proyectar una nueva constitución. Seis días más tarde
se reúne por primera vez la comisión, que llevará el nombre de quien la
presidirá: el abogado Enrique Ortúzar, un ex
ministro del presidente Jorge Alessandri.
“La amarga experiencia
marxista que el país vivió y la lucha permanente entre la libertad y la
esclavitud totalitaria en la que se debate el mundo de hoy nos demuestra que existe un poderoso adversario que se
infiltra en las sociedades libres y que al igual que el cáncer corroe el cuerpo
humano, destruye sus bases esenciales hasta apoderarse de
los estados desde adentro”, señaló Ortúzar en una entrevista de archivo.
Pablo Rodríguez, abogado y fundador de Patria y Libertad, dijo sobre la Carta
Magna de 1925 que “esa Constitución permitió la
degradación de los valores nacionales, la infiltración del marxismo totalitario y
colocó al país es una situación crítica y caótica que estuvo a punto de
dejarnos prácticamente en poder del imperialismo soviético como un satélite más
de aquella potencia extranjera”.
Salvador Allende llegó al poder por la
vía democrática gracias a esa constitución. Por ello, sus detractores vieron
que el problema radicaba en esa Constitución.
Así, la comisión de estudios
queda integrada, entre otros, por el entonces senador del Partido Nacional, Sergio Diez; los abogados Jorge Ovalle, Alicia Romo, Enrique Evans y Alejandro Silva;
junto al dirigente gremialista Jaime
Guzmán.
“No sólo éramos profesores
de la UC, sino que vivía frente a mi casa y nos juntábamos y analizábamos las
cosas que teníamos que plantear en la Constitución y teníamos un mismo
pensamiento. Era un pensamiento no sólo demócrata,
sino un pensamiento social cristiano”, afirmó Diez sobre
Guzmán.
“Era enteramente
reaccionario, honestamente reaccionario, honestamente de la derecha más extrema
y de un catolicismo conservador”, añade Ovalle sobre el fundador de la UDI.
Declaración de
principios
En marzo de 1974, la junta
militar entrega su declaración de principios. La pluma de Guzmán
está en la redacción del texto que fija las bases de lo que será la
Constitución de 1980.
Carlos Cáceres, miembro del Consejo de
Estado en 1976, aseguró que “en ese documento, la declaración de principios, se
plantean primero que nada que el Estado está al servicio de la persona y no al
revés. En segundo lugar que la finalidad del Estado es la búsqueda del bien
común. La tercera que el principio de subsidiariedad debe ilustrar el
comportamiento de la sociedad, y por
último que compatible con la subsidiariedad del estado, el libre mercado, la
libre economía, un sistema de libre mercado es el que debe imperar en el orden
económico”.
Y para que haya orden
económico debe haber orden social, lo que se consigue con un gobierno fuerte,
de corte autoritario, como lo explicitan en el documento en donde se señala
que, “conforme a la inspiración portaliana que lo guía, el Gobierno de las FF.AA y de Orden ejercerá con energía en
principio de autoridad, sancionando drásticamente todo brote de indisciplina o
anarquía”.
Sobre esto, Pinochet dijo
que “nuestra única ambición debe ser dejar
como herencia un Chile bajo una nueva concepción, bajo una nueva democracia,
donde exista una democracia como forma de vida con una autoridad fuerte para
que esta sirva de protección a esa democracia”.
Para protegerla no todos
pueden participar en ella. En la declaración de principios de la Junta Militar
los partidos y movimientos marxistas quedan excluidos de la vida cívica. “Chile no se declara neutral frente al marxismo. Se lo
impide su concepción del hombre y la sociedad. (…) Por lo tanto el actual
Gobierno no teme ni vacila en declararse antimarxista”, apunta
el mencionado texto.
Esto se plasmaría en el
polémico Artículo 8 del proyecto constitucional, lo que generó un quiebre en el
grupo en 1977. “Yo dije, esta disposición es cavernaria
ni un estado salvaje la aprobaría” afirmó Ovalle y agregó: “Naturalmente no sabía que esto se grababa y se transmitía
directamente al gobierno”.
Las palabras de Ovalle
cayeron mal en la Junta. La ministra de Justicia, Mónica Madariaga, telefoneó al jurista
radical. “Me dijo ‘aló, señor Ovalle’. Nunca me decía señor Ovalle, me
decía gordito, que se yo, muy cariñosa. La mierda dije yo, aquí se viene. ‘Sí
ministra, a sus órdenes’. ‘Lo llamo
para comunicarle que usted ha cesado en su integración a la Comisión
Constitucional, es una orden del presidente, le ruego me presente su renuncia’.
Y me cortó. Yo no renuncié, me tuvieron que echar”,
relató.
Antes de Ovalle, los
abogados Alejandro Silva y Enrique Evans habían
renunciado a la comisión, luego de que el Gobierno Militar disolviera todos los
partidos políticos. Raúl Bertelsen, abogado
que integró la Comisión Ortúzar, dijo que “fue precisamente la salida y la
necesidad de reemplazarlos que se produjo a fines del ’78 lo que llevó en 1977, abril y mayo, a nombrar a tres nuevos
integrantes: Luz Bulnes, Juan de Dios Carmona y yo”.
En julio ocurre el que
muchos interpretan como el inicio del proceso refundacional de
Chile impulsado por los militares. El anuncio de un plan que no sólo
proyectaba al gobierno en el tiempo, sino que fijaba plazos para la
construcción de una nueva institucionalidad. Una
liturgia llena de simbolismos en la que participaron 77 jóvenes se realizó en
el cerro Chacarillas de Santiago.
Claudia Heiss, cientista política de la
Universidad de Chile, afirmó que “Guzmán dijo expresamente varias veces que el
objetivo de este diseño era que si
llegaban a gobernar los adversarios no pudieran hacer algo muy distinto de lo
que ellos mismos harían”.
“Pero decir que
la Constitución ha sido pétrea, decir que
Jaime Guzmán dijo que se hizo para evitar que se pueda modificar Eso es
totalmente equivocado, es falso. La constitución se ha
modificado más de 50 veces, entre el año ’90 y hoy”, manifestó Arturo Fermandois, abogado
constitucionalista.
Por su parte, Ossa afirma
que “el discurso es hay que fundar una nueva
sociedad y la forma, creen ellos de hacerlo, es mediante una Constitución. No
asignándole otra vez un valor a la Constitución que yo creo que no, que no
tiene, no por el mero hecho de publicar un articulado surge una nueva sociedad.
Las sociedades no se fundan, no se forman, por decreto digamos”.
El Consejo de
Estado
En noviembre de
ese año, Pinochet visita la comisión Ortúzar. Ahí el
dictador entregó lineamientos para la nueva Constitución. Tras ellos también
está la pluma de Jaime Guzmán. “Fueron ideas, algunas de
las cuales ya se habían analizado en la Constitución y no había ninguna
discusión. No hubo ningún un instructivo ahí que diga ‘mire, la comisión tiene
que proponer tal y cual o cuales soluciones’, entre otras razones porque la
comisión era asesora, no era resolutiva y después
en el momento, quién decidió el texto de la constitución, fue la junta de
Gobierno el año ’80”, indicó Bertelsen.
Luego de 5 años de trabajo,
la Comisión Ortúzar termina su tarea y entrega el proyecto. Ahora será el Consejo de Estado quien deberá visar la
futura Constitución. “El Consejo de Estado se formó el año
1976 y fue la respuesta a la primera inquietud que tuvo el Gobierno Militar
respecto a crear una nueva institucionalidad. Estaba
presidido por don Jorge Alessandri e integraba también el Consejo de Estado don
Gabriel González Videla”, señala Cáceres.
El organismo fue creado con
la primera de las llamadas Actas Constitucionales un mes después que la ONU
condenara a Chile por institucionalizar la tortura. “Y la segunda no solo
tiene extraordinaria trascendencia, sino que cobra especial relevancia y
actualidad en instantes en que lamentablemente el
más alto organismo internacional influenciado por una perversa y vil
maquinación del comunismo soviético ha acusado a nuestro país de una supuesta
violación de los Derechos Humanos”, asevera Ortúzar.
Eduardo Frei Montalva declinó participar del Consejo de Estado pese a que por
derecho propio podía, en su calidad de ex presidente. Pinochet designaba a los
otros miembros: ex integrantes del aparato del Estado y de las Fuerzas Armadas
más representantes de la sociedad civil. A nombre
de la juventud: Juan Antonio Coloma.
“Si había algo en lo que
estábamos todos convencidos, yo era súper joven, pero lo había aprendido de mis
profesores, de la historia, que la
constitución del ’25 había sucumbido y eso, unos y otros, lo compartíamos. Uno
podía pensarlo de la forma que pensarlo, pero era claramente una constitución
que no tenía nada que ver con lo que se necesitaba”, afirmó Coloma.”
Tomado de CNN, Chile
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