FUNDAMENTO
CONSTITUCIONAL DEL SISTEMA ECONÓMICO VENEZOLANO
Por Abg. Rafael
Medina Villalonga
El problema más agobiante de
Venezuela en los actuales momentos y sin duda el que requiere más urgente
solución, es el de la economía en general y de la micro-economía en particular,
el de la economía de cada uno de sus ciudadanos pues.
Se oye en cualquier
conversación en la calle, en la esquina, en la panadería, en el mercado, la
bodega… - El dinero no alcanza para nada,
el sueldo mensual no alcanza ni para comprar un cartón de huevos y medio kilo
de queso blanco.
Hace pocos días el
economista José Guerra, ex directivo
del Banco Central de Venezuela, decía en rueda de prensa que proponía elevar el
salario mínimo mensual a $ 20, para luego ir aumentando paulatinamente hasta
llegar a los 30 dólares mensuales o 1
dólar diario, para alcanzar el mínimo catalogado como umbral de pobreza crítica por estándares
internacionales.
Es que el salario mínimo en
Chile, que es el más alto de la región, ronda los $ 450 mensuales; en Brasil
llega a $ 270 y en el resto de los países suramericanos anda por cifras
similares.
El salario mínimo en Cuba, Metrópolis por la gracia del chavismo, que
nos mantiene bajo régimen de colonización, es de 30 dólares mensuales. El brillante economista José Guerra clama
para que aunque sea nos igualen con la novísima “madre patria” cubana.
Bueno, el salario mínimo mensual actual en Venezuela
es de cuatro ($4) dólares mensuales, resultado de dividir Bs.S. 18.000
entre Bs.S. 4.500, que es el valor actual del dólar (14-4-19) en el mercado
cambiario paralelo, que por cierto no está muy lejos del cambio oficial “Dicom”. Ese salario es el que gana una
enfermera, un maestro de escuela, un profesor universitario en el primer
escalafón, un agente del CICPC, un policía nacional o municipal, un empleado
tribunalicio, de un Registro o de una Notaría y demás empleados y obreros
públicos; (Más de dos y medio millones de trabajadores).
Consecuencia inmediata y
directa de esta funesta realidad es que los trabajadores del sector público y
aun del privado no tengan ánimo de trabajar ni de cumplir sus funciones con un
mínimo de eficiencia y responsabilidad. Un alto número de trabajadores ha
renunciado porque les sale más caro el pasaje que lo que ganan mensualmente.
Mucho más alto número ha emigrado forzosamente.
Otra consecuencia inmediata
y directa es que una creciente mayoría de trabajadores venezolanos trata de
rebuscarse para poder sobrevivir a los embates de la inflación desatada y
provocada por el creciente y descontrolado gasto público, que no voltea para “crear” dinero inorgánico y otorgar bonos
de las más variadas ocurrencias, con el propósito de mantener contenta a la
clientela de votantes por el partido de gobierno.
Pero la peor de las
consecuencias es la soterrada
prostitución en que nos ha obligado a caer esta perversa política de
Estado, impuesta desde la mencionada Metrópolis, según la cual “tú los arruinas, tú los dominas” y
mientras los mantengas bajo tu dominio, tú permaneces en el poder…
Indefinidamente. Soterrada prostitución que nos desmoraliza hasta los cimientos
mismos de la sociedad y que se manifiesta en la coima generalizada que exigen los empleados públicos para
“agilizar” cualquier trámite; y los empresarios y comerciantes o simples
particulares que se ven obligados a las peores prácticas especulativas para
poder mantenerse a flote en medio de esta tormenta de corrupción orquestada por
el régimen. Así nos quieren: todos corruptos, con la moral por el suelo. Nadie
tiene moral para levantarse contra la corrupción gubernamental.
Nuestra clase política “dirigente” no se dio cuenta por negligente
o fue sobornada por el régimen desde un principio de su asunción al poder. Esta deleznable clase política “opositora” es cómplice por acción o por
omisión, por no decir coautora o cooperadora inmediata en la ejecución de la
nefasta política que nos ha conducido a la desastrosa situación económica y
social que hoy padecemos los venezolanos.
Desde un principio, desde la elección de los
“constituyentistas” de 1999 y luego en el texto de la nueva constitución, se
establecieron las bases de nuestro nuevo sistema económico, que tiene su
declaración de principios en el artículo 299 de la Constitución Nacional:
TÍTULO
VI
DEL
SISTEMA SOCIO ECONÓMICO
Capítulo
I
Del
Régimen Socio Económico y la Función del Estado en la Economía
“Artículo 299. El régimen socioeconómico de la República Bolivariana de
Venezuela se fundamenta en los principios de justicia social, democratización,
eficiencia, libre competencia, protección del ambiente, productividad y
solidaridad, a los fines de asegurar el desarrollo humano integral y una
existencia digna y provechosa para la colectividad. El Estado conjuntamente con
la iniciativa privada promoverá el desarrollo armónico de la economía nacional
con el fin de generar fuentes de trabajo, alto valor agregado nacional, elevar
el nivel de vida de la población y fortalecer la soberanía económica del país,
garantizando la seguridad jurídica, solidez, dinamismo, sustentabilidad,
permanencia y equidad del crecimiento de la economía, para garantizar una justa
distribución de la riqueza mediante una planificación estratégica democrática
participativa y de consulta abierta.”
Señores economistas y demás expertos en
políticas publicas, si ustedes logran desentrañar su significado los felicito y
les propongo que nos expliquen tamañas galimatías, monsergas o embrollos.
He aquí los orígenes del
desastre.
En Maracay, a 15 de abril de 2019.
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