miércoles, 24 de agosto de 2016

SOBRE LA SERVIDUMBRE VOLUNTARIA

Si algún aspecto positivo tiene el tener que guardar reposo absoluto durante algunas semanas, es el de poder dedicar buena parte de ese tiempo a la lectura de esos textos que desde hace tiempo teníamos apilados en la mesa de noche o en la biblioteca, pero generalmente esa lectura se nos ha ido retrasando como consecuencia del cumplimiento de las obligaciones habituales. Pero en una de las obras leídas, me ha resultado verdaderamente sorprendente descubrir que un pequeño pero maravilloso ensayo escrito alrededor de 1548, es decir, hace 462 años, tenga hoy tanta vigencia. La sorpresa es aún mayor cuando realizo que el autor, para el momento en que escribió ese texto, tenía unos dieciocho años de edad. El ensayo en cuestión, “Discurso sobre la servidumbre voluntaria”, de Etienne de la Boétie, para el momento un joven estudiante de Derecho, ha sido publicado recientemente en nuestro país por el sello Dahbar-Recuperaciones y cuenta con un estupendo prólogo de Laureano Márquez. No había leído obra alguna del abogad Francés. La única referencia que tenia de su paso por este mundo es la entusiasta referencia que hace de él en sus famosos ensayos Miguel de Montaigne, especialmente en el que se refiere a la amistad, en el que alaba de manera especial las cualidades intelectuales de la Boétie y hace referencia a su citado ensayo.

La Boétie escribió uno de los más importantes textos acerca de la libertad, concepto por el que, como muy bien apunta Márquez en su prólogo, “tanto ha luchado el ser humano a lo largo de su historia, que con tanta facilidad pierde y tanto trabajo le cuesta recuperar”. Y la gran pregunta que el autor se hace es el por qué son capaces los hombres de someterse a los tiranos, si tienen a su a alcance la posibilidad de consolidar una sólida unión con la que podrían liberarse del yugo que les oprime. “Cosa admirable y dolorosa es, aunque harto común, ver a un millón de hombres servir miserablemente y doblar la cerviz bajo el yugo, sin que una fuerza se lo imponga, y si solo alucinados al parecer por el nombre Uno, cuyo poder ni debería ser temible por ser de uno sólo, ni apreciables sus cualidades por ser inhumano y cruel”.

Ese contradictorio título de servidumbre voluntaria le permite al autor mostrar su enorme asombro ante la existencia de pueblos que renuncian a su libertad en beneficio de un líder y el pequeño grupo de privilegiados que le rodean. Más categórico aún: “Apenas puede creerse la facilidad con que el vasallo olvida el don de la libertad, su apatía por recobrarla y la naturalidad con que se sujeta a la esclavitud, que se diría que no ha perdido su libertad sino ganada su esclavitud. Es cierto que las primeras víctimas del despotismo lo sufren con violencia; pero los que nacen después de ellas, como no han disfrutado de la libertad, ni saben en qué consiste, sirven sin repugnancia y hacen de buena gana lo que sus pasados solo hicieron a la fuerza. Esto proviene de que naciendo los hombres bajo el yugo, crecen y se desarrollan con él, no miran más adelante y se complacen en vivir como han nacido, sin pensar en el otro derecho ni otra felicidad que la que han encontrado, y llegando finalmente a persuadirse de que el estado de su nacimiento es el de su naturaleza”.

El ensayo de La Boétie es un texto radical sobre la libertad, cualidad intrínseca de un ser humano, y la desobediencia civil, cuando ya no existe otra forma de recobrar esa cualidad con la que nacemos y tenemos todo el derecho de disfrutarla a plenitud. Nada más espantoso y vergonzoso ver a tantos seres humanos no sólo obedecer sino literalmente arrastrarse con el único fin de obtener a cambio los privilegios y hasta las migajas que el amo y señor de todos sea capaz de dispensarnos. No puede olvidarse que la esencia fundamental del hombre es su capacidad de pensar y actuar con libertad, y es inconcebible ver que pueblos enteros hayan estado dispuestos, en el pasado y en el presente, a abandonar esa libertad ante los cantos de sirena del mandón de turo, ya sea que ese mando lo haya tomado por la fuerza o por la voluntad mayoritaria de un pueblo, que en un momento creyó en su mensaje y luego se transformó en un dictadorzuelo más, de los tantos que han pasado por la historia de la humanidad y particularmente por nuestro país.

La Venezuela de nuestros días vive un periodo de auténticas desgracias. Un pueblo que creyó en los ya mencionados cantos de sirena de un nuevo proyecto político presentado por un nuevo líder que llevaría al país a un estadio avanzado de desarrollo para todos sus ciudadanos, no ha visto sino cómo sus condiciones de vida se deterioran cada día más. Lo peor de todo es que quienes constituían la porción de la población con peores condiciones de vida y que vislumbraron con ilusión las seguras mejorías de esas condiciones, han visto como todo eso se ha esfumado y todo ha constituido una autentica farsa.

La publicación en nuestro país de esta obra de La Boétie constituye un enorme acierto por parte de sus editores. Ojala sea copiosa su distribución y que constituya un tema de análisis y discusión para los venezolanos. De alguna manera deben darse cuenta de que perdieron su libertad, su capacidad de pensar y actuar libremente y, en consecuencia, cada día que pasa comienza cada uno de nosotros a formar parte de eso que se ha llamado servidumbre voluntaria.
Luis Beltrán Petrosini

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