“Es preferible marcar metas sencillas antes que muy altas”, este es el mensaje más claro que deben manejar los padres cuando se trata de la educación de sus hijos. Mejor ir poquito a poco, que condicionar a los niños que desde un inicio, es decir, cada día una meta que superar para llegar, con el trabajo constante, a la meta final, que puede ser la entrega de un trabajo especial o un examen de lapso.
Presionar a cumplir metas que pueden ser inalcanzables a corto plazo, pueden desanimar al estudiante; práctico y efectivo es ir elevando progresivamente la complejidad del estudio. La constancia es el camino correcto para convertir el estudio en un hábito. También se recomienda adecuar un lugar, una esquina, una mesita como el lugar adecuado y cómodo para que el niño estudie y realice sus tareas, procurando que no haya demasiado ruido y tenga buena luminosidad.
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