En las relaciones entre padres e hijos lo principal, además del amor y la confianza, es tener las reglas claras de convivencia familiar. Los hijos deben saber que su obligación es ser buenos alumnos, poniendo todo su empeño es sacar adelante sus estudios. Los padres, por su parte, tienen la responsabilidad de supervisar y “exigir” a sus hijos el cumplimiento de sus compromisos, tanto dentro del hogar como en los estudios; pero también es muy importante que “estimulen” a sus hijos, premiándolos o reprendiéndolos cuando sea necesario. El “premio” es siempre un detalle de cariño por las buenas notas; el halago, muchas veces, alimenta más la autoestima de los niños que, sin importar la edad, permite una relación más sincera y gratificante entre los miembros de la familia… como también las mamás esperan, por ejemplo, la frase: “que rica te quedo la cena hoy”. Recordemos siempre que las relaciones humanas se basan en “dar y recibir” afectos, con respeto, consideración y tolerancia.
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