LA ALTERNATIVA
CONSTITUCIONAL PARA UNA NUEVA CARTA MAGNA
Chile, 26 de mayo 2022
Por
Juan Castro Prieto / diario Cooperativa.cl
“Una nueva Constitución debería preparar al país para atravesar tiempos de cambio
social y crisis globales.”
“Sin embargo,
el texto del proyecto constitucional entregado por la Convención no aborda
los asuntos que más preocupan a la ciudadanía, no cumple con
las altas expectativas generadas, ni con los estándares
técnicos necesarios de la Ciencia Política ni el Derecho
Constitucional. Ante esta situación, en el plebiscito de salida, la opción
rechazo adquiere nuevo sentido, mientras que aprobar significa un riesgo o por
lo menos una oportunidad perdida.
Varios expertos y organizaciones especializadas en Derecho Constitucional, nacionales e internacionales, ya aportaron y siguen ofrecido su asesoría, pero todas fueron rechazadas y desoídas desde la Convención Constituyente.
La alternativa
de constituir un equipo de expertos y de académicos especializados para asumir el trabajo de
elaborar un texto constitucional es tan oportuno como necesario, y una
oportunidad para tener una Constitución que aborde el escenario que
enfrentamos como país con sentido de realismo y apegado a Derecho.
Chile necesita una nueva Constitución que nos permita atravesar con éxito el nuevo escenario, que aborda los problemas que preocupan a la ciudadanía, y que cumplan tales expectativas con los mejores estándares técnicos disponibles, dejando de lado ideologías extremas y utópicas.
Necesitamos el
aporte de nuestros expertos, seleccionados de forma imparcial y transparente, cuyo trabajo se realice de cara al público y cuya
propuesta de texto sea legitimada por un proceso democrático de sufragio
popular.
Una propuesta deficiente
Las serias
deficiencias constatadas en el texto de órgano constituyente han
dejado de constituir un mero discurso propagandístico del mundo del rechazo,
pues son reconocidas ampliamente por todos los sectores, incluso dentro de la
Convención.
Tales
deficiencias generan incertidumbre y abren la posibilidad de
que la nueva Constitución sea inviable (tanto económica como
legalmente), y que sea inaplicable para resolver los desafíos
y problemas que la sociedad enfrenta, al estar enfocada en parte en establecer
imperativos éticos o culturales en lugar de normas efectivas. En
particular:
·
El texto
propuesto no abordó los problemas centrales que motivaron su
creación: pensiones, salud, educación, seguridad, vivienda y crisis económica
·
Carencias
técnicas. El texto tiene un bajo
estándar y poca rigurosidad, pues los miembros que conformaron comisiones
claves para el desarrollo socio-económico del país han revelado profundo
desconocimiento en las materias discutidas.
·
Ni
reflexividad ni planificación. Al
contrario, el resultado de las votaciones sobre las normas más importantes
(sistema político, judicial, economía) fueron el resultado de negociaciones
improvisadas y redacciones de última hora, las que se enmarcaron en la
denominada "cocina", cediendo posturas entre los grupos de izquierdas
que conformaron la mayoría de la integración de la convención
·
Ni
comunicación ni participación. A pesar de
haber anunciado que la discusión se haría de cara a la ciudadanía, en la
práctica, la discusión no fue debidamente comunicada a la opinión pública, que
se enteró por la prensa de los resultados. Por otra parte, en esta etapa los
convencionales se dedican a decir las palabras que consideran atractivas para
la población, omitiendo los alcances de muchas temáticas (ej. Estado social y
democrático de derechos... se omite que describe al Estado como PLURINACIONAL)
·
Intolerancia y
totalitarismo. Las
fracciones descolgadas persistieron en imponer imperativos éticos
conceptualmente precarios en la redacción, sin considerar que resultan
inaplicables y muchas veces contradictorios. Al mismo tiempo, bloquearon
iniciativas moderadas que buscaban allanar caminos de factibilidad para lograr
los objetivos requeridos. Se ha realizado un mal uso del reglamento para
despertar temas que ya habían sido rechazados por el pleno, por medio de
subterfugios
·
La mayoría de
las normas representan las voluntades de los mismos miembros de la Convención,
pero no representan la voluntad de pueblo chileno. La ciudadanía no quiere
refundar Chile
·
Muchas normas
dejan abierta su interpretación, tarea quedaría en manos del Parlamento
y la clase política, profundamente deslegitimada, siendo que, en principio,
la intención fue generar una instancia alternativa para diseñar el texto. Sin
perjuicio de ello, la Comisión de Normas Transitorias aún desea colocar más
"cerrojos", impidiéndole al Congreso modificar este texto en caso de
ser aprobado en el plebiscito hasta el 2026”.
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