LA MOVILIZACIÓN DE CIVILES
EN RUSIA SÓLO TIENE DOS PRECEDENTES: LA PRIMERA Y SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
España, 21 de septiembre
2022
Por Pelayo Barro / OK
diario
“El presidente ruso, Vladimir Putin, ha anunciado esta semana la movilización de al menos 300.000 civiles -con experiencia en combate- para reforzar el frente
del Dombás ante el avance ucraniano.”
“Una orden que puede hacerse
extensible hasta los 25 millones de
rusos, a quienes se les ha prohibido salir del país ante la huida masiva
de civiles. Una decisión de tal calibre que tan sólo tiene dos
precedentes en Rusia: una en julio de 1914 y otra en junio de
1941. Ambas con motivo de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
El dato sirve para
comprender el alcance histórico de la medida tomada por Vladimir Putin, de la
que apenas hay esos dos precedentes en poco más de un siglo de historia
moderna. De la última Rusia de los Zares a
la de Putin, pasando por los 69 años de la Unión Soviética.
La primera gran movilización
de civiles -forzosa- para alistarse al ejército ruso fue anunciada por el
gabinete de ministros del zar Nicolás II. La
creciente sensación de amenaza por parte del imperio de Austria-Hungría y
de Alemania llevó a Rusia a decretar una movilización total el 30 de julio de
1914. Una orden que provocaría una escalada sin precedentes hasta entonces en
toda Europa y precipitaría al continente hacia el primer gran conflicto mundial
de la historia. La movilización terminaría por finiquitar el régimen zarista
años más tarde, y la llegada de la URSS tras la revolución bolchevique.
Con la llegada de la URSS y
el comunismo a Moscú, el alistamiento de civiles y el servicio militar
obligatorio se extendería durante las próximas décadas. Pero no sería hasta 27
años más tarde de aquella movilización civil a gran escala
cuando llegaría la segunda.
El 22
de junio de 1941, la Alemania nazi de Adolf
Hitler rompió su pacto de no agresión con la URSS de Josef
Stalin, resultado del Pacto Molotov-Ribbentrop con
el que en 1939 nazismo y comunismo se habían repartido y anexionado el suelo de
Polonia.
Sería esa madrugada el
propio Molotov, ministro de Exteriores, el que entrase en el despacho de un
pálido Stalin, que hasta ese momento pensaba que los movimientos de tropas y
aviación adentrándose en territorio de la URSS se debían a un malentendido,
para comunicar una escueta frase: «El Gobierno alemán nos ha declarado la
guerra». Así lo contaría años más tarde el emblemático mariscal
del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov en
sus Memorias y reflexiones.
El 23 de junio, Stalin da la
orden de movilizar a la población para reforzar al ejército soviético. Con las
levas se pretendía hacer frente a la bautizada como Operación
Barbarroja, el intento de invasión fallido de territorio ruso
por parte de las tropas del III Reich. Daba comienzo a la Gran
Guerra Patriótica, como denominan los rusos aún hoy -y así
figura en sus libros de historia escolares- a la Segunda Guerra Mundial.
La movilización de Putin de
este miércoles supone, de nuevo, la llamada a filas de civiles. De momento son 300.000,
pero las estimaciones rusas cuentan con hasta 25 millones de civiles que
pueden, potencialmente, empuñar un arma y ser desplegados en territorio
ucraniano.
El presidente ruso, Vladimir
Putin, ha anunciado esta semana la movilización de al menos 300.000 civiles -con
experiencia en combate- para reforzar el frente del Dombás ante el avance
ucraniano. Una orden que puede hacerse extensible hasta los 25 millones de
rusos, a quienes se les ha prohibido salir del país ante la huida
masiva de civiles. Una decisión de tal calibre que tan sólo tiene dos
precedentes en Rusia: una en julio de 1914 y otra en junio de
1941. Ambas con motivo de la Primera y la Segunda Guerra Mundial.
El dato sirve para
comprender el alcance histórico de la medida tomada por Vladimir Putin, de la
que apenas hay esos dos precedentes en poco más de un siglo de historia
moderna. De la última Rusia de los Zares a
la de Putin, pasando por los 69 años de la Unión Soviética.
La primera gran movilización
de civiles -forzosa- para alistarse al ejército ruso fue anunciada por el
gabinete de ministros del zar Nicolás II. La
creciente sensación de amenaza por parte del imperio de Austria-Hungría y
de Alemania llevó a Rusia a decretar una movilización total el 30 de julio de
1914. Una orden que provocaría una escalada sin precedentes hasta entonces en
toda Europa y precipitaría al continente hacia el primer gran conflicto mundial
de la historia. La movilización terminaría por finiquitar el régimen zarista
años más tarde, y la llegada de la URSS tras la revolución bolchevique.
Con la llegada de la URSS y el comunismo a Moscú, el alistamiento de civiles y el servicio militar obligatorio se extendería durante las próximas décadas. Pero no sería hasta 27 años más tarde de aquella movilización civil a gran escala cuando llegaría la segunda.
El 22
de junio de 1941, la Alemania nazi de Adolf
Hitler rompió su pacto de no agresión con la URSS de Josef
Stalin, resultado del Pacto Molotov-Ribbentrop con
el que en 1939 nazismo y comunismo se habían repartido y anexionado el suelo de
Polonia.
Sería esa madrugada el propio Molotov, ministro de Exteriores, el que entrase en el despacho de un pálido Stalin, que hasta ese momento pensaba que los movimientos de tropas y aviación adentrándose en territorio de la URSS se debían a un malentendido, para comunicar una escueta frase: «El Gobierno alemán nos ha declarado la guerra». Así lo contaría años más tarde el emblemático mariscal del Ejército Rojo Gueorgui Zhúkov en sus Memorias y reflexiones.
El 23 de junio, Stalin da la
orden de movilizar a la población para reforzar al ejército soviético. Con las
levas se pretendía hacer frente a la bautizada como Operación
Barbarroja, el intento de invasión fallido de territorio ruso
por parte de las tropas del III Reich. Daba comienzo a la Gran
Guerra Patriótica, como denominan los rusos aún hoy -y así
figura en sus libros de historia escolares- a la Segunda Guerra Mundial.
La movilización de Putin de
este miércoles supone, de nuevo, la llamada a filas de civiles. De momento son 300.000,
pero las estimaciones rusas cuentan con hasta 25 millones de civiles que
pueden, potencialmente, empuñar un arma y ser desplegados en territorio
ucraniano.
Movilización
La
autodenominada ‘operación especial’ de Rusia en Ucrania ya
se ha convertido en guerra. El presidente Vladimir Putin ha anunciado en un
discurso pregrabado que ha decidido decretar una movilización militar parcial
de la población para «defender a Rusia». Además ha justificado su agresión
militar y ha pronunciado por primera vez la palabra «guerra»: «Los occidentales
empujaron a Ucrania a la guerra con nosotros».
Las últimas derrotas que han tenido las tropas rusas frente a las ucranianas, que han recuperado gran parte del terreno ocupado, habrían llevado a Putin a tomar esta decisión. El mandatario ha explicado que las actividades relativas a esta movilización arrancarán hoy mismo y ha resaltado que sólo los reservistas (aproximadamente 300.000), principalmente aquellos con experiencia, serán llamados a filas, según ha informado la agencia rusa de noticias TASS. Antes de ser enviados a sus unidades, recibirán entrenamiento adicional.
Lo que ha hecho el presidente Putin es decretar la Ley Marcial en su país. Esto es la imposición del estado militar, en el cual todos los civiles se convierten en militares, sometidos a las leyes propias del estatuto. El líder ruso ha asegurado que toma esta decisión para «proteger Rusia, su soberanía e integridad territorial» y ha hecho hincapié en que los objetivos de la invasión de Ucrania «siguen sin cambios».
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